PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
Edificio de grandes proporciones y elegante arquitectura de estilo herreriano.
Existió una iglesia primitiva, antecedente de la actual, que databa de 1265, levantándose el cuerpo principal en 1325 y en 1575 la capilla mayor. La obra fue reedificada de nuevo, según su aspecto presente, en 1608, concluyéndose su torre en 1634.
El interior consta de cabecera y tres naves, la primera con cúpula que se eleva a 33 metros del suelo y bóveda de arista, y las laterales de lunetos de 25 metros de altura sostenidas por ocho soberbias columnas. A los pies se sitúa un coro sostenido por bóvedas de crucería. La torre se compone de tres cuerpos separados por sencillas comisas y está coronada por una balaustrada y templete con cuatro pilastras y chapitel.
Tres hermosas portadas de riguroso diseño clasicista, se abren en el templo. La Mayor, la de la epístola o Puerta Chica y la del lado del Evangelio, que resulta la que más directamente evoca las formas renacentistas. En las enjutas aparecen los bustos en relieve de San Pablo y San Pedro.
Entre los contenidos muebles llama la atención una excelente talla de la Virgen de los Dolores, debida a Mariano Benlliure, así como la réplica, realizada en 1948 por Gabino Amaya, del Cristo de la Pobreza.
 Una de las obras que se consideró perdida fue un cuadro del "Divino" Luis de Morales. Tras casi cincuenta años custodiado en el convento de las concepcionistas, pasó a la parroquia tras la última restauración. Se trata de una tabla de su primera época, de tono claro y modelado suave, que representa a la Virgen con su hijo y San Juan niños.
El retablo del altar mayor, de estilo renacentista, construido y dorado por Antonio Martín Martínez de Zafra, tiene tres cuerpos que descansan sobre un banquillo. En el segundo cuerpo se sitúa una hornacina que acoge una talla de tres metros de la Virgen de la Asunción debida al imaginero sevillano Sebastián Santos. Había servido de modelo para la talla la propia hija del escultor, dándose la circunstancia de que falleció antes de que su padre entregara el encargo. Esta dolorosa circunstancia supone un valor añadido a su mérito artístico.
Las pinturas fueron realizadas por los artistas sevillanos Rafael de Blas Rodríguez y su hijo Juan Antonio de Blas.
Las verjas y cerrajería artística, lámpara central, pulpitos y tornavoces fueron diseñados, forjados y repujados por los artistas villanovenses Alfonso Pineda e Hijos. La verja del baptisterio se debe a José Roldan, artesano de la localidad.
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