LA VELÁ
Palabra un tanto extraña con la que se conoce nuestra fiesta.
Pudo tomar el nombre de Vela o tiempo en que los Cofrades del Santísimo hacen su oración ante el Señor, según las normas de su Cofradía, durante determinadas noches. Así los devotos de la Virgen podían hacer sus turnos de vela o de oración acompañando a la Virgen durante la noche víspera de su fiesta.
Puede ser también apócope de Velada (Vela) licencia en el hablar muy frecuente en nuestra tierra. En este caso significaría la concurrencia nocturna de personas en lugar público (plaza o paseo) para celebrar algún acontecimiento civil o religioso.
Lo primero tiene un sentido más religioso, más íntimo, más selectivo. Lo segundo tiene matiz más abierto, más popular, más fiestero, sin perder su religiosidad.
Esta segunda interpretación parece coincidir mejor con lo que vivimos ese día y esa noche.
Cuando en los documentos del siglo XIX se habla de esta fiesta la llaman Velada; refiriéndose a la fiesta que se celebraba en el santuario de las Cruces el 12 de octubre. Y hay tradición secular en este pueblo de llamar a las gradas de la puerta principal de la iglesia de Santiago: Las gradas del velar.
Da la impresión como si a la Virgen se la velara en los dos sitios; en la ermita donde acudían siempre devotos de los pueblos vecinos y en la parroquia destinada fundamentalmente para la gente del pueblo.
Ha sido costumbre muy vivida en esta fiesta, que ese día a las primeras claras de la mañana, salía de la parroquia un rosario de la aurora, recorriendo las calles del pueblo y un rosario de Aurora de la ermita llenando de cantos religiosos los aires de nuestros campos y las calles de nuestro pueblo. Que hermoso amanecer en una mañana otoñal. Es el día de LA VELA.
En tiempos antiguos no aparece el nombre de Vela o Velada.
Hoy La Vela es una palabra consagrada que abarca no sólo el último día de la fiesta, sino todo el movimiento religioso, desde que sale la Virgen de su ermita hasta su retorno a su camarín el último día. Todo ese tiempo es una Vela continuada; es un estar velando, acompañando a la Fatrona el pueblo entero de día y de noche. Es como un fenómeno religioso, desbordado, incansable que contagia a todos los hijos de Don Benito. |
